viernes, 30 de noviembre de 2012

10y9

Que los minutos borren con la misma rapidez con que corrían hace un tiempo el momento preciso en que me encontraste sentada, casi sola.
Yo con la peor compañía para ese momento, tú con esa compañía que cuántas veces nos vió separar. Porque es extraño que te hayas robado un pétalo de la flor de mi vida, el pétalo de la flor que deseché hace un tiempo.. y te la llevas contigo, te la llevas cuando yo ya no quiero saber nada de ella. Te la llevas como una cadena que nos sigue uniendo, te la llevas como un hilo que no se corta. Y no la quieres devolver.
Y entonces miraste y a la vez no. Lo sé porque te conozco a veces más que a mí, lo sé porque conozco tus reacciones y tus movimientos, porque me dediqué a observarte y admirarte, a conocerte y comprenderte. Rodabas y observabas, y me buscabas YYOTEBUSCABA pero tú no lo sabes, porque no me conoces lo suficiente como para explorar mis reacciones.

Supe entonces que habría querido que eso no pasara, porque me duele, porque eres esa cicatriz que no cicatriza. Porque sin saberlo apareces cuando no deberías y realmente eres molesta y arrogante. Posees el orgullo de los mil demonios que me encantaría tener, y a la vez ese encanto maldito mezclado con la pesadez característica que, supongo, esta vez merezco. No te imaginas lo desesperante que es, y me imagino que no eres capaz nisiquiera de pensar en ponerte en mi lugar. Aunque quizás lo has hecho lo suficiente.

No sé y tampoco quiero saberlo, no quiero estar al tanto de tus desiciones, no quiero relacionarme con algo tuyo. No quiero quererte, y nisiquiera quiero encontrarte linda. No quiero mirarte más de lo que debería cuando nos encontramos, no quiero seguir teniendo la esperanza de encontrarte cuando voy caminando por el centro. No quiero quererte, no quiero esperar siempre que algún día cuando estés con un par de tragos de más te acuerdes de mí y me digas algo, para por fin poder descubrir lo que hay debajo de ese manto de indiferencia que pusiste hace un par de meses cuando la culpable de la desgracia era yo. No quiero quererte, y no quiero quererte, y no quiero quererte. Pero, ¿sabes qué? todo este último párrafo en mi cabeza es lo contrario cuando llega la noche, y por las noches te quiero, y te deseo. Y pienso en tu boca, y en tu cuerpo; en tus manos, tu abdomen y en tus ojos. Te imagino y recuerdo. Te deseo de la manera más carnal que pueda haber para disimular que detrás de eso y luego de un par de minutos ya no deseo tu piel sino tu cabeza, y tu forma de ser, y de pensar, y tus palabras de aliento, y tu preocupación. 
Pero tú.. tú, todo esto no lo sabes, y no lo sabrás. Porque te busco y te necesito, pero tú no lo sabes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario