miércoles, 11 de septiembre de 2013

a 40

Supongo que el número más leído y escuchado en estos últimos días es el 40.
4 décadas de heridas, 4 décadas de incertidumbre, 4 décadas de resentimiento. Gente que aún no sabe qué fue de sus familiares, pero que lamentablemente está al tanto de cómo podrían haber dado fin a su vida, ya que es conocido por todos los que nos interesamos en el tema las formas de tortura y métodos de matanza.
Pero antes que referirme al odio y al dolor que me provoca saber lo que pasó durante aquellos años en este país por nada más que ambición por parte de aquellos, en su mayoría, derechistas sin juicio, me gustaría referirme a la falta de algo.
Porque sabemos bien que en la época vivimos una crisis, nos faltaba mucho, nos faltaba comida, nos faltaba orden, dinero, nos faltaba organización. Y habrá faltado otra cosa? para llegar a la matanza, para llegar al secuestro indiscriminado de personas con ideas diferentes.. no es que acaso faltó criterio? empatía? no faltó, acaso, amor? AMOR!
Yo creo que es la base de todo. Y suena tan mamón la verdad, pero es lo que la inocencia de mi cabeza me deja pensar. Que el amor fue lo que no hubo, y que mezclándose con la violencia dió como resultado todo lo que hoy en día se conmemora con manifestaciones, muro de los caídos, programas, documentales, etc.
Hoy en día ya no hay tanta violencia; los Derechos Humanos desde mi punto de vista sí fueron violados y eso no puede ser más que por falta de amor a la humanidad, falta de conciencia, falta de esperanza; pero lo realmente peligroso es que la falta de amor sigue existiendo, y a pesar de que hoy ya no se mezcla con violencia porque luego de tantas malas experiencias hemos sabido (en parte) cómo hacernos respetar frente a unas autoridades que poco o nada respetan nuestra integridad, sigue existiendo esa falta de amor, que con un poco de incentivo puede estallar en otra revuelta violenta y que deje como consecuencia la pérdida de muchos seres queridos y personas que de alguna u otra forma ayudaban a la sociedad.

Como mujer, como persona, como chilena y más que todo como humana, nunca he estado de acuerdo con las manifestaciones que involucran violencia. Nunca me ha gustado romper cosas para demostrar mi descontento, nunca he apoyado las iniciativas de encapuchados porque creo que las cosas se hacen a rostro descubierto si representan realmente una convicción. Sin embargo, allá afuera, quizás a esta misma hora hay personas que sí creen en ello, que sí justifican la violencia, que la ven como una forma de lograr sus cometidos, y es eso mismo lo que no me cabe en la cabeza.
Queremos repetir un episodio como el del golpe de estado? Yo creo que no, incluyendo a esos fachos culiaos que hablan de cómo pinocho arregló la economía y la forma de vida. SEÑOR, SEÑORA.. a usted le habrán arreglado la vida! mientras a su mesa llegaban kilos de pan, en la mesa de otro se comentaba la muerte de un familiar o ser querido. Pongámonos un poquito en el lugar del otro.
Y para aquellos que siguen creyendo en la violencia, déjenme decirles que yo veo mucha similitud entre un rostro encapuchado y un cuerpo uniformado.
Mucha similitud entre bombas molotov lanzadas en marchas y bombardeos sin justificación.
Veo mucha similitud entre paraderos quemados y personas quemadas en el 73'.
Veo mucha similitud entre los ricos del golpe y los ricos actuales. Así como veo que los pobres de la época siguen siendo los pobres de ahora.
Lo peor de todo es que sigo viendo cómo los de arriba nos mandan y controlan, veo similitud en las formas de gobierno, NO VEO CAMBIO A PESAR DE TODAS Y CADA UNA DE LAS FORMAS DE LUCHA QUE HEMOS INTENTADO CON VIOLENCIA.
No nos da acaso para pensar? no nos hace pensar un poco que no lo estamos logrando? Que necesitamos formas de lucha efectivas! que necesitamos que se sepa qué pasó con los detenidos desaparecidos, qué paso con familiares de personas que siguen llorando una muerte y no pueden vivir un luto correspondiente. Pero ahí están ustedes, manifestándose, rompiendo cosas.
Se me parte el alma cuando veo programas del golpe, se me parte el alma escuchar testimonios, y pienso en cómo habría sufrido al haber vivido en esa época. Pero no por eso voy a justificar violencia actualmente, es más, es tiempo de demostrar cuan baja y básica fue una dictadura militar.

No caigamos en el juego, y tal como dijo una torturada, mejor recordemos que "somos personas dignas. Los torturadores, no."