lunes, 10 de febrero de 2014

La famosa flor

Tomai pastillas? - me dijo.
Sí, osea, es que las tomo hace un año pero en ese tiempo seguía siendo virgen y las tomaba porqu..-
A cuántos te hay tirado? - no me dejó terminar.
Qué te importa?- le dije riendo.
Yapo, dime- insistió.
Como a 4. -

Estaba acostada con un varón cuyo amor por mí jamás pudo concretarse debido a mi inseguridad y mi falta de confianza en él. Él era lo que se condideraría "bacán"; jugaba a la pelota y era de los mejorcitos, rubio, con plata, bueno pa' la talla. Nadie podía odiarlo.
Yo igual tenía lo mío, pa' qué vamos a andar con weás. Si el cabro no se iba a fijar en cualquier cabra. Pero yo no calzaba tanto en lo popular. Wena pa' la talla, agrandadita como pa' ser tan chica en ese entonces. La que hablaba con todos, la que agarraba pal webeo a los profes. Y etc. Pero me fui por las ramas. 4 años ya habían pasado desde que mandé a freír monos a mi pretendiente, nunca había dejado de importarme. De no haber sido por él mi autoestima jamás había subido hasta un nivel decente, era relativamente importante en mi vida. Ahora éramos como pololos que no se besaban; nos veíamos, nos hacíamos cariño, nos reíamos. Y ahí estaba, enterándose sobre mi vida sexual activa. Su cara cambió súper rápidamente.

Parece que a los hombres les duele no haber sido tu primera vez, es como una batalla perdida dentro de una guerra cuyo premio es la mayor hombría jamás alcanzada. Y por eso es que me importaba tanto quién iba a ser mi primera vez, al menos yo no quería ser considerada un premio de combate.
Lo que mis preceptos feministas me permiten es entregar mi virginidad cuando quiera, de la forma que quiera y con quien yo quiera. Y así fue. Aunque no les voy a mentir, igual me importaba. Básicamente porque cuando mi hija me preguntara "Mami con quién perdiste la flor?" quería que fuese algo bonito. Además, era rico decir que erís virgen. Dentro de esa misma batalla en la que luchan los hombres por virilidad, el ser mujer virgen a los 17 te da un toque de especialidad que les llama aún más la atención en una persona. Lo digo por experiencia propia, se emocionaban como nunca al punto de no creérmelo cuando se los contaba.
Me deja tranquila el hecho de que lo hice cuando quise, donde quise, aunque sí me domó un poco la calentura. Me habría gustado que fuese con alguien virgen, creo que eso me va a pesar por siempre. Pero hombres vírgenes quedan poquísimos. El weón me mintió y creo que se la voy a sacar en cara por siempre.
Al menos fue alguien piola, cero rollo, cero vínculo. Pa' mi edad ya era hora igual.
Mi virginidad-no-tan-virginidad me pesaba cada vez que quería tirar porque quería que fuera con alguien adecuado. Pero ya no hay arrepentimiento, no sirve el arrepentimiento.

De alguna forma sigo siendo virgen, no he hecho el amor. Eso no lo entienden los penecitos. Lo más penca de todo es que al parecer se viene una espera relativamente parecida a la de la pérdida de mi virginidad para encontrar a una persona que me ame y que yo ame, con quien pueda decir: ahora, definitivamente, ya no soy virgen.
Pero para eso me queda tiempo.
Por ahora sólo me queda disfrutar, insertarme un poco en la mentalidad masculina donde estos temas restan importancia y el sentimentalismo se deja para cosas un poco más relevantes que acostarse con una persona, sin sentimientos ni relación de por medio. Cuánto me gustaría decir que estoy desligada del machismo, pero no podría. Y ya es hora de que dejen de pintarnos el tema de la virginidad como importante; aquí cada uno se acuesta con quien quiera, donde quiera y como quiera. Así es la cosa!