sábado, 18 de octubre de 2014

Corre el tiempo, corre la vida;
corren tus manos, también, por mis mejillas.
Por los muslos, por el pecho, por atrás de mi cuello.
Soy monja de día y de noche estoy sin velo.

Rienda suelta a lo que en público es pecado,
afuera el remordimiento mientras estás a mi lado.
Y cuán difusa luce la mente gracias al distractor pasional,
aquí se trata de sexo, para otro rato quedará el amar.

Cuando todo ya se ha hecho, cuando parece que ya no damos más
es como si no estuviéramos separados, estamos más cerca de fusionar.
Al ritmo del cansancio, un dulce beso, seco y cansado
ha venido a sellar nada más que lo que nos hemos dado.

¿No será demasiado lo que pronto hemos de callar?
¿No será demasiado lo mucho que me gusta tu tocar?
Me pregunto si podré con eso, me pregunto si podré aguantar
este secreto contenido con lo que a nadie podemos contar.

Ha terminado la jornada,
y son los últimos suspiros los que nos hacen terminar.
Han dado la señal de que, lo que nuestro cuerpo detuvo,
la mente ha de continuar.

viernes, 2 de mayo de 2014

A los libros, películas, cuentos y demases alguna vez oídos y que hoy puedo, con experiencia, refutar, expreso mi tremendo descontento así como desilusión por haberme hecho creer lo que en ellos se plasmaba.

Porque en el libro, se decía que con la tristeza el cielo te acompañaba, que lloraba contigo dejando caer gotas que chocaban con la ventana creando una melodía que parecía acompañarte en el suplicio. Y yo, por mi parte, me encontré con un sol radiente que lo único que hacía era mostrarme cuán grande era el sentimiento y que ni siquiera me dejaba dormir, pues con él la cama no parece agradable.

Porque en las películas, ante un problema aparece ese personaje que parece un ángel caído del cielo, que quiere ayudarte, que te abraza incluso sin tener que decirle nada. Como si su intuición fuese más poderosa que tus ganas de que nadie sepa nada, y justamente llega en el momento preciso a darte consuelo y amor. Lamento decir que en mis penas la única que se ha acercado ha sido mi perra, con un temor inicial que sólo se vió debilitado cuando vió caer unas lágrimas que limpié con mi mano y donde se acercó al lugar donde más rápido pudiese llegar. Ella, una perra que quizá sienta, pero no es capaz de comprender la complejidad de un problema, incluso lo difícil que es explicarlo.

Porque en los cuentos, las tristezas se expresaban como el clímax de la historia, nunca se profundizaba más. Se decía que ésta o éste estaban tristes, que quizá habían pasado algo malo, pero no se mostraba cómo lloraba, cuánto papel necesitaba para limpiarse lo congestionados que quedaban ni mucho menos lo mucho que duelen los ojos luego de un llanterío como aquel. Lo que es peor, el clímax no era ni la tercera parte de lo que pueda considerarse extenso, era algo totalmente pasajero que parecía hasta no dejar huella: tristeza totalmente mirada en menos.

Nunca nos pintaron la tristeza como era. Quizá estoy generalizando.
Nadie nunca me dijo que no iba a tener un/a amig@ que me aconsejara, nadie me dijo que el helado por las noches junto con películas y regaloneos luego de pasar una pena, podría llegar, como no hacerlo. Nadie me dijo que dependiendo de tu imagen o reputación con los demás puedes mostrar o no lo mal que te sientes. Nadie me dijo que la tristeza iba a durar tanto y mucho menos que no se iba rápidamente, sino que era un proceso largo y a veces complejo.

De no ser porque me han servido para pasar momentos gratos, aunque estos no se comparen con la tristeza, mi desilusión con respecto a estas creaciones ficticias sería mucho mayor. Por el momento me quedo con haberme dado cuenta de los dos lados de la tristeza, de lo que estar triste significa, y de haber dejado de lado mi ingenuidad al hablar de lo que es y lo que podría ser.

Atte. Una No-Contenta.

lunes, 10 de febrero de 2014

La famosa flor

Tomai pastillas? - me dijo.
Sí, osea, es que las tomo hace un año pero en ese tiempo seguía siendo virgen y las tomaba porqu..-
A cuántos te hay tirado? - no me dejó terminar.
Qué te importa?- le dije riendo.
Yapo, dime- insistió.
Como a 4. -

Estaba acostada con un varón cuyo amor por mí jamás pudo concretarse debido a mi inseguridad y mi falta de confianza en él. Él era lo que se condideraría "bacán"; jugaba a la pelota y era de los mejorcitos, rubio, con plata, bueno pa' la talla. Nadie podía odiarlo.
Yo igual tenía lo mío, pa' qué vamos a andar con weás. Si el cabro no se iba a fijar en cualquier cabra. Pero yo no calzaba tanto en lo popular. Wena pa' la talla, agrandadita como pa' ser tan chica en ese entonces. La que hablaba con todos, la que agarraba pal webeo a los profes. Y etc. Pero me fui por las ramas. 4 años ya habían pasado desde que mandé a freír monos a mi pretendiente, nunca había dejado de importarme. De no haber sido por él mi autoestima jamás había subido hasta un nivel decente, era relativamente importante en mi vida. Ahora éramos como pololos que no se besaban; nos veíamos, nos hacíamos cariño, nos reíamos. Y ahí estaba, enterándose sobre mi vida sexual activa. Su cara cambió súper rápidamente.

Parece que a los hombres les duele no haber sido tu primera vez, es como una batalla perdida dentro de una guerra cuyo premio es la mayor hombría jamás alcanzada. Y por eso es que me importaba tanto quién iba a ser mi primera vez, al menos yo no quería ser considerada un premio de combate.
Lo que mis preceptos feministas me permiten es entregar mi virginidad cuando quiera, de la forma que quiera y con quien yo quiera. Y así fue. Aunque no les voy a mentir, igual me importaba. Básicamente porque cuando mi hija me preguntara "Mami con quién perdiste la flor?" quería que fuese algo bonito. Además, era rico decir que erís virgen. Dentro de esa misma batalla en la que luchan los hombres por virilidad, el ser mujer virgen a los 17 te da un toque de especialidad que les llama aún más la atención en una persona. Lo digo por experiencia propia, se emocionaban como nunca al punto de no creérmelo cuando se los contaba.
Me deja tranquila el hecho de que lo hice cuando quise, donde quise, aunque sí me domó un poco la calentura. Me habría gustado que fuese con alguien virgen, creo que eso me va a pesar por siempre. Pero hombres vírgenes quedan poquísimos. El weón me mintió y creo que se la voy a sacar en cara por siempre.
Al menos fue alguien piola, cero rollo, cero vínculo. Pa' mi edad ya era hora igual.
Mi virginidad-no-tan-virginidad me pesaba cada vez que quería tirar porque quería que fuera con alguien adecuado. Pero ya no hay arrepentimiento, no sirve el arrepentimiento.

De alguna forma sigo siendo virgen, no he hecho el amor. Eso no lo entienden los penecitos. Lo más penca de todo es que al parecer se viene una espera relativamente parecida a la de la pérdida de mi virginidad para encontrar a una persona que me ame y que yo ame, con quien pueda decir: ahora, definitivamente, ya no soy virgen.
Pero para eso me queda tiempo.
Por ahora sólo me queda disfrutar, insertarme un poco en la mentalidad masculina donde estos temas restan importancia y el sentimentalismo se deja para cosas un poco más relevantes que acostarse con una persona, sin sentimientos ni relación de por medio. Cuánto me gustaría decir que estoy desligada del machismo, pero no podría. Y ya es hora de que dejen de pintarnos el tema de la virginidad como importante; aquí cada uno se acuesta con quien quiera, donde quiera y como quiera. Así es la cosa!