sábado, 9 de febrero de 2013

Bittersweet.

Hay un cielo inmenso y gris, una costanera gigante y mucho comercio, mucho consumismo, del que soy parte y con el que ni me inmuto aunque no sea del todo mi agrado.
Soy una turista más y me siento como Maya en el libro sobre su cuaderno: en estas frías tierras donde vengo casi huyendo de algo, inconcientemente. Intenté dejar todo allá, pero se me hace difícil. Extraño mi cama, mi perra y mi casa en sí. Mi ciudad, mis amigos. Pero, sí, ha servido.
Una de las cosas que siempre cargo, además de mis calzones, es mi memoria, y es ella misma la que me recuerda el paseo por estas mismas tierras hace dos años, donde todo era muchísimo más diferente. Qué difícil era estar contenta durante un día.
Tenía un caos en la mente y en mi familia, y a pesar de que el drama suponía ser mi culpa, todos teníamos cierto grado de responsabilidad. Las discusiones iban y venían, las penas, los llantos y las impotencias. Todo era pasajero: las alegrías, los llantos, y las peleas, pero tenía un dolor enorme. Y no sé cómo pude sobrevivir a ese año, mucho menos a esas vacaciones que hoy miro y me parecen horribles y totalmente actuadas.
Pero ha pasado el tiempo, y cambia todo cambia.. Creo que hoy somos todos distintos y tenemos un poquito más los pies sobre la tierra, como debe ser. Actualmente disfruto de todo lo que veo y me siento más madura; es increíble todo lo que pasé y reconfortante encontrarme aquí y hoy.
La playa (o más bien la costanera) es hasta más chiquita que la de La Serena, pero esta tiene un aspecto aún más solitaria porque no hay arena donde la gente vaya a hacer vida social, sino rocas y debo decir que cuando las vi pensé inmediatamente en una caída o un suicidio. Además, la playa está conectada con todo el centro y uno no ve tanto relajo, o sólo jipislovypiz por acá. Caminando puedes encontrarte con tipos con terno y maletines, con el peor de los aspectos para los que andamos de flojos acá. Se come rico y la gente es agradable, pero extraño mi ciudad.
A ratos me siento estúpida porque quiero entrar al colegio sólo para remediar algunos cagazos que me mandé. Siento que desperdicié gente preciosa, pero este año no dejaré que eso pase. Los tesoros más preciados son esos en los que menos uno se fija, y de eso me di cuenta a puro aburrimiento y reflexión en las noches antes de dormir.
Tengo planes para este año y creo que estoy súper motivada. Ha sido un gran Verano y espero que lo siga siendo; Así como espero que sea un gran año donde la mierda que expulsan las basuras de mi entorno no me afecte dentro de lo posible. No hay nada mejor para empezar un gran año que un clima, un aire y un ambiente como el sureño, además de la naturaleza y la diversidad que hay por acá. Es impresionante lo fácil que es sentarse, prender un cigarro, y pensar en profundidad más fácilmente que en cualquier otro lugar. Dicen por ahí que es el efecto de la famosa frasecita "Toda la magia del Sur"...