sábado, 22 de agosto de 2015

A mi mamá.

{Escribí una carta que definitivamente marca una etapa en mi vida. No sé si seguirá existiendo materialmente después de mañana, así que la dejo acá. Una red social que se ha convertido en mi mayor confidente.)

Mamá:                                                                                                                          

Te escribo esto en uno de los períodos más difíciles que he vivido desde que tengo memoria. Tengo pena, dolor, rabia. Muchos sentimientos mezclados, muchas ganas de tener más vacaciones para ponerme mejor pero definitivamente si no es ahora, no es nunca.
Te amo. Estoy orgullosa de todo lo que hemos logrado separadas y juntas. Admiro lo jugada que eres y fuiste, entiendo tus penas y preocupaciones, pero llega un momento en la vida en que nos “ponemos los pantalones”, nos adueñamos de nuestro destino y tomamos decisiones antes de que sea demasiado tarde. Eso me está pasando a mí, específicamente desde que llegué el sábado pasado. Me di cuenta de que podía decidir muchos aspectos en mi vida, y no sólo porque cumplí 18, sino porque ahora estoy segura de muchas cosas.
Ya te lo dije, te amo, pero descubrí que el día de mañana, cuando tú ya no seas de quien dependo, o cuando ya no estés, voy a ser una mujer frustrada e infeliz, y va a ser demasiado tarde para buscar a personas que tanto me amaban, que tan feliz me hacían, y a quienes tuve que dejar por complacer a otras personas. Esta semana me dejó una persona que amo, una mujer, y todo porque le hice daño; porque la pasamos mal cuando yo proyectaba todas las inseguridades que me quedaron de nuestros peores años en ella. Y aunque pensé que podía olvidarla, he llorado todas las noches. Salgo intentando distraerme y ni ganas de comer tengo. Según lo que sé, eso es estar enamorada. Y según lo que sé, cuando se ama no se puede ir contra eso. Yo a ti te amo, pero tengo que ser capaz de amarme a mí misma, de perseguir mis sueños, de ser honesta.
No, no soy lesbiana. Tampoco me gustan sólo los hombres. Sólo me enamoro de las personas. Independiente de qué haya por fuera, amo lo que está por dentro. El alma de una persona y su manera de pensar. Eso no hace distinción entre hombres y mujeres. Y no, no es una etapa. Tampoco es confusión. Es simplemente una manera de sentir. Y es tan difícil vivir con eso en el mundo, como para que más encima tu familia se vuelva en tu contra.
Yo sigo siendo mujer. Me gustan los vestidos, quiero tener hijos. Me gusta arreglarme y soy señorita. Nada cambia, sólo la gente a la que amo.
No te pido que sepas todo y te vuelvas  mi confidente, sólo te pido respeto, aceptación. Porque tengo 18, esto ya no va a cambiar. Porque es decisión mía, aunque te duela. Y porque, aunque tú me diste la vida, yo soy la que la vive, y por ende yo decido cómo.
Te amo mamá; siempre serás mi mamá y yo tu hija. Pero me diste alas y ahora yo vuelo a los horizontes que yo quiera. Porque si no lo hago, a los 40, 50, seré una mujer infeliz, y qué clase de madre quiere a un hijo infeliz?
Por esto andaba tan fría y distante, porque siento que hay una pared entre las dos. Y aunque sé que es muy difícil el derribarla, podemos hacerlo juntas. Sólo necesito que logres entenderme, amarme, y por primera vez pienses en lo que yo quiero y no en lo que tú quieres.
¡Te amo! Y entenderé tu proceso… sólo quiero que te pongas en mi lugar. Siempre juntas, ¿te acuerdas?


Cinthya.
Agosto, 28, 2015.

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